Acabo de volver de mis vacaciones en Portugal. He estado unos días en Lisboa y sus alrededores, disfrutando con mi familia de este fantástico destino. No es que haya descansado mucho porque no he parado ni un segundo, pero vuelvo cargada de vivencias y con varios kilos más por mi dieta a base de pasteles.
De todos los dulces que he probado, lo mejor sin ninguna duda, son sus famosos Pasteles de nata, y en especial, los conocidos como Pasteles de Belém en honor a la pastelería que lleva su nombre. Con la escusa del ranking, los tomaba para desayunar, a media mañana, para merendar, y de postre en la cena. ¡No tengo remedio! Y como en el hotel donde me alojé los ponían en todas las comidas, no tenía ni que buscar una pastelería para degustarlos.
¿Qué es un pastel de nata? ¡Una delicia! Es un dulce que lleva una base de hojaldre delicioso y crujiente, relleno de una crema de nata tostadita en la superficie. ¡Irresistible!
Además de pasteles de nata he probado otras especialidades de la pastelería portuguesa como las Queijadas (quesadillas a base de queso fresco o requesón con una base crujiente), los Travesseiros de Sintra (hojaldres azucarados rellenos de una crema de almendras), las Tijeladas (pastelitos de huevo y canela) y algunos más que no he podido dar nombre.
Aunque no he podido visitar muchas de las pastelerías emblemáticas deLisboa, si que tuve ocasión de llegarme a la más famosa de todas, la Casa Pastéis de Belém. Es un lugar de obligada asistencia si queréis probar los genuinos pasteles de Belém, que son los mejores pasteles de nata de todo Portugal. La pastelería se encuentra muy próxima al famoso Monasterio de los Jerónimos, de donde son originarios y cuya receta secreta fue vendida a un empresario portugués que comenzó a comercializarlos en este establecimiento desde 1837.
Después de la larga cola para entrar me sorprendí de que las especialidades portuguesas eran escasas. También tenían otros tipos de dulces más comunes, algunas cosas saladas, vinos y mermeladas. El edificio posee varias salas para tomar café en un ambiente acogedor que conserva todo su encanto original.
Los pasteles vienen acompañados de un sobre de canela y otro de azúcar glas. Yo particularmente no se lo puse, porque quería saborear bien la crema (yo y mis rankings). Sin ninguna duda son los mejores de todos.
También compré tijeladas, y me parecieron deliciosas. Es un pastel de huevo y canela, parecido a un pudin pero mucho más bueno y consistente.
Otra pastelería que me pareció una maravilla fue la Casa do Preto en Sintra, una localidad cercana a Lisboa enclavada en el Parque Natural de Sintra-Cascais. La pastelería data de 1931 y aunque sus instalaciones están modernizadas y no tienen el encanto de la Casa Pastéis de Belém, tienen dos especialidades insuperables, las queijadas y los travesseiros.
Las queijadas de Sintra a diferencia de las que probé en Lisboa, tienen una base muy crujiente y están rellenas a base de queso fresco. Las lisboetas tenían una base más hojaldrada y eran de requesón. Los travesseiros son originales de Sintra, tienen el hojaldre más bueno que he probado nunca y están rellenos de una deliciosa crema pastelera de almendras.
Además de comer, he visitado el Oceanario de Lisboa, el Monasterio de los Jerónimos, el Museo Naval, el Planetario, la Torre de Belém, las playas de la Costa Caparica, el Castillo do Pena en Sintra, ……., ¡en solo cuatro días!
Y lo que menos me ha gustado del viaje ha sido el intenso tráfico de Lisboa y la manera temeraria en que conducen bastantes portugueses, además del afán recaudatorio que hace pagar bastante caro la entrada a cada monumento, museo, autopista, e incluso los puentes.
En fin, a pesar de todo, ha sido un viaje fantástico y espero volver pronto a Lisboa a completar mi lista de pasteles y a conocer otros rincones especiales de Portugal.
Nos vemos pronto. Un saludo.